Pasar al contenido principal

Responder, recuperarse y reinventarse con tecnología cívica

Responder  recuperarse reinventarse con tecnología cívica

Para mantener un diálogo coherente y constante con los habitantes sobre todos los temas y especialmente sobre los relativos a la COVID-19, muchas autoridades locales descubrieron los beneficios de las aplicaciones digitales durante la pandemia. Esta tecnología, conocida como tecnología cívica o civic-tech, busca mejorar la relación entre la gente y las autoridades mediante un software para comunicaciones, toma de decisiones, prestación de servicios y procedimientos políticos. Incluye tecnologías de la información y de la comunicación que ayudan a los gobernantes con un software creado por equipos de voluntarios de la comunidad, organismos sin fines de lucro, consultores y empresas privadas, así como equipos de tecnología integrados que trabajan dentro de los gobiernos.

Creación de centros digitales de tecnología cívica

Lo que la COVID-19 ha acelerado es la puesta en marcha, por parte de los gobiernos estatal y locales, de plataformas digitales para crear recursos en línea y centralizar los esfuerzos de respuesta. Por ejemplo, la Agencia de Salud de la Región Parisina (ARS) presentó el 21 de marzo la interfaz digital #Renforts-Covid que permite a estudiantes y profesionales en activo o jubilados sumarse a los refuerzos de las infraestructuras sanitarias y sociosanitarias. En total, se inscribieron 56 250 voluntarios, se registraron 36 000 solicitudes de personal y, hasta la fecha, se han producido 15 000 coincidencias.

MiiMOSA, líder en financiación participativa para la agricultura y la alimentación, puso en marcha el 25 de marzo, con el Collectif Solidaire, la operación «Comidas para nuestros sanitarios». La plataforma recaudó más de 125 000 euros, es decir, suficiente para hacerles llegar más de 50 000 comidas.

Las innovaciones tecnológicas se están convirtiendo en herramientas cada vez más utilizadas y están reinventando la forma en la que los municipios y territorios dialogan con sus ciudadanos. Desde las plataformas de presupuestos participativos hasta las encuestas en línea y la recopilación de ideas ciudadanas, las tecnologías cívicas forman parte de la vida cotidiana de los ayuntamientos. Permiten una acción pública más acorde con las necesidades de la gente y sirven a las autoridades locales para responder de manera más eficaz y eficiente a las dificultades que experimentan los ciudadanos cotidianamente.

La última consulta ciudadana sobre el futuro de los Campos Elíseos finalizó el 4 de junio. Atrajo a casi 100 000 votantes y dio lugar a más de 2000 propuestas, de las que surgieron seis grandes tendencias: la más importante fue hacer más verde la famosa avenida.

Aunque se espera que el mercado público de tecnología y gobierno (GovTech) en Francia alcance los 19 000 millones de euros en 2024, sigue estando muy infraexplotado. El Estado francés confía en que la Unión de Agrupaciones de Compras Públicas (UGAP) se sume a sus políticas públicas en tres áreas: desarrollo sostenible, facilitación del acceso a la contratación pública de las pymes e innovación. En 2018, la UGAP gastó 124 millones de euros en compras innovadoras, es decir, entre el 3 y el 4 % de su volumen total de compras. Su objetivo es alcanzar los 200 millones de euros (IVA no incluido) en compras innovadoras en 2020.

La participación ciudadana forma parte de la estrategia del Gobierno francés

Las iniciativas en las que se implican los ciudadanos han sido fundamentales en las recientes reformas del Gobierno francés. Desde diciembre de 2018, una ley (adoptada para 3 años como forma de experimentación) permite realizar compras innovadoras por menos de 100 000 euros sin publicidad ni concurso.

Además, desde junio de 2019, el Gobierno francés cuenta con un ámbito de reformas llamado «Acercar los gobiernos a los ciudadanos y territorios». Para motivar a las instituciones públicas, ciudades o asociaciones para que creen una plataforma colaborativa, el Gobierno francés convocó una licitación específica destinada a posibilitar la implantación de estas herramientas en un marco sostenible. Se prevé una financiación de 700 000 euros dentro del Programa de Inversiones Futuras (PIA).